miércoles, 7 de diciembre de 2011


Hay días en que a una no le devuelve las energías ni la alegría de tener un puente de cuatro días por delante y que solo quiere volverse a la cama de donde salió hace un par de horas. A ver si al menos este paréntesis de la vida madrileña me sirve para imprimirle un poco de actividad al blog, que lo tengo muy abandonadito últimamente. La culpa de todo la tiene el hecho de que el día solo tiene veinticuatro horas, pero qué voy a contaros que no sepáis.

Lo dicho. Sed buenos ahí fuera y no hagáis muchas tropelías.

Mi maleta y yo nos vamos de puente.

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