lunes, 13 de septiembre de 2010

David Simon y el secreto de su éxito

«La pauta que sigo para intentar ser verosímil es muy sencilla (la vengo siguiendo desde que empecé a escribir ficción): el lector medio... que se joda. A lo largo de mi carrera como periodista, siempre me dijeron que tenía que escribir pensando en el lector medio. El lector medio, tal y como ellos lo entendían, era un suscriptor blanco, acomodado, con-dos-hijos-coma-algo y tres-coches-coma-algo, un perro y un gato, más los consabidos aparejos de jardín; una persona ignorante que necesita que se lo expliquen todo, ya mismo. Así, tu exposición se convierte en un peso increíble, en un auténtico peñazo. Que le jodan. Que le jodan pero bien.»

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viernes, 10 de septiembre de 2010

El oráculo de Davos

El Foro Económico Mundial, el oráculo de Davos, acaba de difundir su nuevo Índice de Competitividad Global (...) Según esta obra magna del pensamiento liberal, el sistema de salud español saca peor nota que el de Túnez, pese a que la mortalidad infantil de este país africano es cinco veces superior al de España. Nuestros tribunales, dicen los de Davos, son menos independientes que los de Botswana, China o Irán. Las instituciones españolas son menos fiables que las de dictaduras como Ruanda, Omán o Qatar. Y nuestro sistema educativo es peor que el de Kenia, Marruecos o Ghana. Incluso Etiopía, con más de un 50% de analfabetismo, saca mejor nota en educación que España.
Antes de emigrar, sigue leyendo en Escolar.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mucho ojito

Hoy una amiga, soltera y sin hijos como casi todas mis amigas (al menos en cuanto a lo de los hijos), me contaba que al ir ayer a comprar unos gallos para hacer al horno (desde que se mudó a un piso con horno -otro día comentaré el extraño fenómeno que supone conseguir un piso con horno en Madrid- se pasa el día comiendo pescado al horno) y hacerle al pescadero su petición, este le comentó: "¿Qué son, para tu niño?". Aunque seguro que el ánimo del comerciante era única y exclusivamente dar un poco de conversación, no tiene ni idea el individuo de lo mal que le pudo sentar a esta joven treintañera el comentario. Yo lo entiendo totalmente. Debe de ser como cuando un chaval en la calle te trata de usted. Lo mismito.

Pues bien. Comentando este incidente con otra amiga, le he preguntado que qué son los gallos, porque yo no recuerdo haber comido tal pescado en la vida, y ella me ha dicho que eso es imposible, que a todos los niños se les da gallo para comer. Tras un pequeño debate, san Google nos lo ha aclarado. Resulta que yo lo que comía en mi infancia eran "ojitos", no gallos, que, aunque puedan parecer lo mismo, no lo son, como bien nos enseña esta campaña, "En Cantabria se llaman así", de la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria:

Esto, a su vez, me ha recordado una antigua lista que tengo olvidada por ahí de bonitas expresiones de la tierruca, con las que intentaba comunicarme inútilmente cuando abandoné aquellos verdes pastos y emigré a la meseta. A ver si la recupero y así tengo material para otro post.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Querido sobrino Gobo...

Me siento como Matt el viajero, pero en lugar de ir visitando los distintos lugares del Mundo Exterior, yo voy conociendo los diferentes distritos madrileños, me instalo en ellos durante un año o año y medio, y luego recojo mis bártulos (palabra, acabo de enterarme, que la RAE no recoge; ¿pero no la usa todo el mundo?) y a por el siguiente. Chamberí, Castillejos, Lavapiés, Ríos Rosas, y ahora Tribunal, no tienen secretos para mí.

Pues sí, efectivamente. Me mudo. Otra vez. Mis días en la plaza de Olavide están contados. Pudiera parecer que le he cogido cierta afición a esto de las mudanzas, pero muy al contrario odio todo lo referente a buscar piso, lidiar con los caseros antiguos para la devolución de la fianza, convencer al futuro casero de tu solvencia económica y de que no eres ningún vándalo deseando destrozarle el inmueble en cuanto te haga entrega de las llaves; y cuando por fin tienes un nuevo hogar, empaquetar todas tus pertenencias y volverlas a colocar como mejor puedas en los escasos metros cuadrados que has logrado arrendar.

Así que estos días estoy de un humor inmejorable pensando la que me espera en estas semanas de cajas y más cajas, cambios de domiciliaciones, firmas de contratos y dolor de riñones asegurado.

Eso sí, una cosa quiero prometer y prometo: juro por esta tierra roja de Tara que esta vez el piso me va a durar más de doce meses. Lo juro.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Estamos como cabras

Y a mí que me parece que la cuarta parte es un porcentaje demasiado alto para lo que se ve últimamente por ahí...:
De los 8391 individuos entrevistados y cuya personalidad fue valorada, solamente una minoría (n = 1933, 23%) no tenía una patología de la personalidad.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

¿Y tú de quién eres?

Los neuróticos contruyen castillos en el aire. Los psicóticos los habitan. Los psiquiatras viven del alquiler.