jueves, 22 de diciembre de 2011

Orsai


Hernán Casciari, antiguo Espoiler en El País y hoy dedicado por entero a la creación de esa estupenda revista que es Orsai, explica así de bien lo que la gran parte de la industria editorial española no entiende:
«Dado que que se han descargado más copias ilegales de mi novela que copias han sido compradas, anuncio que no voy a volver a publicar libros», dijo ayer Lucía Etxebarría. La prensa tradicional se hizo eco de sus palabras y la industria editorial la arropó: «Pobrecita, miren lo que internet le está haciendo a los autores».
A nosotros nos ocurre lo mismo. Durante 2011 editamos cuatro revistas Orsai. Vendimos una media de siete mil ejemplares de cada una, y con ese dinero le pagamos (extremadamente bien) a todos los autores. Los .pdf gratuitos de esas cuatro ediciones alcanzaron las seiscientas mil descargas o visualizaciones en internet.
Vendimos siete mil, se descargaron seiscientas mil.
Si los casos de Lucía Etxebarría y de Orsai son idénticos, y ocurren en el mismo mercado cultural, ¿por qué a nosotros nos causan alegría esos números y a ella le provocan desazón?
Recomiendo la lectura completa del post

viernes, 16 de diciembre de 2011

Madrid-Pamplona-París-Niza



Este fin de semana marcho a conocer tierras pamplonicas, tras cinco horas en autobús, con trasbordo en Soria incluido, que no se las deseo a nadie. Transporte público en pleno siglo XXI.

Una vez allí, entre otros eventos y actividades, me comentan que realizaremos la ruta París-Niza, que consiste en pasar por 44 bares, desde el Bar París al Bar Niza, para dar buena cuenta de sus pinchos y zuritos.

Por tanto, si el lunes no doy señales de vida, es que no he sobrevivido. Rezad una oración por mi alma.

martes, 13 de diciembre de 2011

Y colorín colorado...

Historias de terror al calor de la hoguera.

Como bien saben los que me conocen fuera del ámbito virtual, soy la responsable en gran medida de la venta de un buen puñado de libros electrónicos, e-readers o como quiera llamárselos. Allá donde voy canto las bondades de mi Kindle y creo que he logrado convencer a unos cuantos de que se compren uno. Es más, Amazon debería nombrarme comercial honoraria en el territorio español por toda la propaganda que le hago.

Por otro lado, me dedico a ganarme el pan dentro del ámbito editorial «analógico» o «en papel», en forma de libros, revistas y todo lo que caiga en mis correctoras manos. De hecho, hasta ahora no creía que ambas cosas fuesen incompatibles. 

Menos mal que ha venido Juan Manuel de Prada a iluminarme con su columna de la semana pasada. Cito:
Nunca dejará de sorprenderme la actitud suicida adoptada por las editoriales ante el libro electrónico [...] las editoriales se lanzaron al "mercado digital" para expandir su negocio, sin entender que los lectores no se "expanden" por arte de birlibirloque; sin entender tampoco que el "mercado digital" es una engañifa completa, pues pagar por algo que se puede obtener gratis y en condiciones óptimas no se le ocurriría ni al que asó la manteca.
Resulta que el fin del libro, los escritores y la cultura escrita ya está aquí. Sí, señoras y señores, el otrora autor de Coños y actual tradicionalista, conservador ultracatólico, el que negó la teoría de la evolución y que ahora gravita en la órbita de Intereconomía TV, donde se dedica a anunciar su segundo matrimonio en directo, nos argumenta así de bien lo que va a pasar: quién va a pagar por algo que puede conseguir gratis. 

Si tenéis estómago, leed su artículo completo; y si no, aquí está la respuesta de Juan Gómez-Jurado, que lo resume estupendamente y le desmonta sus pobres argumentos uno por uno. Más de un editor que conozco debería leérsela también.

Y yo animando a mi jefe para que empiece a editar en digital...

miércoles, 7 de diciembre de 2011


Hay días en que a una no le devuelve las energías ni la alegría de tener un puente de cuatro días por delante y que solo quiere volverse a la cama de donde salió hace un par de horas. A ver si al menos este paréntesis de la vida madrileña me sirve para imprimirle un poco de actividad al blog, que lo tengo muy abandonadito últimamente. La culpa de todo la tiene el hecho de que el día solo tiene veinticuatro horas, pero qué voy a contaros que no sepáis.

Lo dicho. Sed buenos ahí fuera y no hagáis muchas tropelías.

Mi maleta y yo nos vamos de puente.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Un gobierno en funciones no puede aprobar la ley Sinde


Hoy verás este texto en decenas de blogs. Si estás de acuerdo con él, reprodúcelo donde consideres oportuno.


Ante la previsible aprobación de la polémica “Ley Sinde”, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet seguimos manifestando –como hicimos en el Manifiesto de 2 de Diciembre de 2009- nuestra firme oposición a una norma que incluye modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet. 


En principio no parece de recibo que un Gobierno en funciones adopte esta decisión en su último o uno de sus últimos Consejos de Ministros. Sería doblemente grave que se confirmaran las presiones ejercidas por EEUU, a través de su embajada en Madrid, como revelaron los cables de Wikileaks.

En todo caso insistimos en estos razonamientos: 

1.- Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión. 

2.- La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web. 

3.- La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional. 

4.- La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes. 

5.- Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo. 

6.- Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir. 

7.- Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticasauspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre. 

8.- Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro. 

9.- Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras

10.- En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.