sábado, 10 de julio de 2010

Aún quedan tres largas semanas...

Ya sé que me repito, que he hecho referencia aquí hace unos días a los calores que padecemos en la capital del reino, pero no lo puedo evitar, el miedo a la autocombustión se hace más y más fuerte cada vez. Además, parece que todo el mundo ha decidido cogerse las vacaciones en julio este año, lo cual incrementa la sensación de abandono en este lugar de la geografía asfaltado y ardoroso.

Hace ya un año que no me da el sol en condiciones, que no piso la playa ni una triste piscina municipal; si sumamos esto a mi natural dificultad para el bronceado, auguro todo un verano de no quitarme este blanco lechoso que luzco (en realidad, llevo sin lograrlo desde qué abandoné las vacaciones escolares, con sus tres meses de playa, periodo mínimo necesario para que mi piel alcance un ligero dorado). Por eso, a todos los que os estáis bronceando o siesteando debajo de la sombrilla en estos precisos instantes en la playa o la piscina (sí, vosotros sabéis quiénes sois) os quiero decir una cosa: os odio. Dicho desde el cariño, eso sí, pero no deja de ser bien cierto. Estáis lejos, desperdigados por la costa peninsular e insular, pero aun así espero que os lleguen oleadas de este profundo sentimiento de rencor envidioso, pura envidia, que os dedico.

Y, cuando volváis, hablamos.

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El otro día me han recriminado que algo que conté en este blog no era del todo cierto. No dejaba de tener razón la persona que me lo echó en cara, pero yo también tengo razón al recurrir a cuantas licencias poéticas hagan falta. Así que, cuando digo que os odio, tomáoslo como lo que es. Las palabras de alguien que no tiene aire acondicionado en casa. Y que se va a pasar el fin de semana debajo del flexo.

3 comentarios:

  1. Ya decía yo que lo de los pinchazos en la úlcera de hoy no eran normales... Por favor, ¡ten piedad y esconde el muñeco de budú! Te prometo que volveré sólo un poquito roja y con pecas, nada de moreno... Ahora, en unos días me voy a Creta y puede que para entonces ya haya chamuscado un poco más mi dermis...
    New look veraniego ¿no?

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  2. Ese tipo de sentimientos los he tenido yo en varias ocasiones. Pero ahora soy yo el "odiado" porque aunque no ando ni en las costas peninsulares ni en las insulares, ando tocandome el ombligo en costas americanas. Eso sí, para tu consuelo, me estoy asando de calor y el agua de las playas de Boston está llena de mierda, así que no piso la playa. Ánimo!

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  3. Ainoja, ¿¡te vas a Creta!? Ahora te odio un poco más... Yo estuve el año pasado y aún recuerdo la lipotimia visitando Cnosos. Pero qué playas... Matala era para quedarse a vivir allí en las rocas.

    Diego, la envidia que me provocas, y en nada Lidia también, es mucha y nada buena. Y lo de las playas de Boston... no me das ninguna pena, que una servidora ha veraneado muchos años en Suances, y las montañas de espuma de La Concha no las superan los United States, eso seguro.

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