martes, 9 de marzo de 2010

El pasado siempre vuelve

Anoche me terminé Historia de los griegos, que para ser un libro la mar de ameno he tardado más de dos meses en finiquitar. La culpa ha sido de la madre mormona, Dostoievski y otros quehaceres. El caso es que en uno de los capítulos finales, cuando narra la desintegración de los Estados griegos tras la muerte de Alejandro Magno, Montanelli escribe:
En esta situación no sorprende que la vida en las ciudades griegas se hiciese cada vez más definida. A la sazón, los hombres se rasuraban. Y las mujeres, casi completamente manumitidas, participaban activamente en la vida pública y cultural. Platón las había admitido en la universidad. Una de ellas, Aristodama, se tornó en la más famosa "fina recitadora" de poesías e hizo tournées por todos los países del Mediterráneo. Naturalmente, para hacer frente a estos nuevos cometidos, la mujer tenía que abandonar el de la maternidad. El aborto era castigado solamente cuando era hecho en contra de la voluntad del marido. Mas la voluntad de los maridos ha sido siempre la de sus esposas. La homosexualidad se propagaba. Siempre había sido practicada, aun en tiempos heroicos, mas ahora se había convertido en cosa corriente en todas las clases sociales. Aquellos griegos, un tiempo célebres por su sobriedad, reclutaban en Oriente a los más famosos cocineros, cuya cocina, rica en grasas y especias, les hacía engordar. Los "deportistas" no eran ya atletas (como en tiempos, cuando cada joven estaba obligado a demostrarlo y competía en los estadios por la bandera de su ciudad o de su club), sino los espectadores que, como hoy día, hacían de "hincha" sentados y jugaban a las quinielas.
Iba leyendo yo esto y recordando a la vez la frase promocional de Hormigas blancas, el programa que aterrorizó a la Pantoja, Norma y unos cuantos famosillos amenazando con sacar a la luz sus trapos más sucios: "El pasado siempre vuelve". Y es verdad, igual que volvieron las plataformas y los pantalones de pata de elefante. Todo vuelve. Y no siempre para bien.

1 comentario:

  1. Yo es que soy de madera
    Al artículo le falta hablar de esa Roma imperialista al otro lado del mar, y de sus muchas miserias...
    sí, la historia se repite.
    Saludos viajeros.

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