miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mucho ojito

Hoy una amiga, soltera y sin hijos como casi todas mis amigas (al menos en cuanto a lo de los hijos), me contaba que al ir ayer a comprar unos gallos para hacer al horno (desde que se mudó a un piso con horno -otro día comentaré el extraño fenómeno que supone conseguir un piso con horno en Madrid- se pasa el día comiendo pescado al horno) y hacerle al pescadero su petición, este le comentó: "¿Qué son, para tu niño?". Aunque seguro que el ánimo del comerciante era única y exclusivamente dar un poco de conversación, no tiene ni idea el individuo de lo mal que le pudo sentar a esta joven treintañera el comentario. Yo lo entiendo totalmente. Debe de ser como cuando un chaval en la calle te trata de usted. Lo mismito.

Pues bien. Comentando este incidente con otra amiga, le he preguntado que qué son los gallos, porque yo no recuerdo haber comido tal pescado en la vida, y ella me ha dicho que eso es imposible, que a todos los niños se les da gallo para comer. Tras un pequeño debate, san Google nos lo ha aclarado. Resulta que yo lo que comía en mi infancia eran "ojitos", no gallos, que, aunque puedan parecer lo mismo, no lo son, como bien nos enseña esta campaña, "En Cantabria se llaman así", de la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria:

Esto, a su vez, me ha recordado una antigua lista que tengo olvidada por ahí de bonitas expresiones de la tierruca, con las que intentaba comunicarme inútilmente cuando abandoné aquellos verdes pastos y emigré a la meseta. A ver si la recupero y así tengo material para otro post.

1 comentario:

  1. Cuidado con los "ojitos" o "gallos", dicen que son unos de los pescados que tienen más anisakis. ¡Y pensar que siempre se los hemos dado a nuestros hijos!Lo cierto es que los lenguados son mucho más caros

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